Seguramente, alguna vez habréis escuchado esa frase, sin autor conocido, que dice: "las personas nos hacemos humanas con otros humanos". La verdad es que tiene gran parte de razón. Como se ha comprobado a lo largo de la historia, los humanos somos sociales por naturaleza, vivimos en grupos, nos necesitamos los otros. Hecho notable para la aparición de una cultura o culturas que nos unen y nos permiten convivir como sociedad.
Con el tiempo, los humanos hemos convivido tan juntos, aprendiendo los unos con los otros, que ahora se nos hace muy difícil, por no decir casi imposible, diferenciar entre lo que es nuestra naturaleza y lo que es nuestra cultura. No somos conscientes de lo que nos viene innato, ni de lo que nos han inculcado desde pequeños.
Un bebé al nacer, intuitivamente, llora hasta que la madre se lo pone en brazos; es una reacción innata. Más adelante, cuando este bebé crezca comenzará a hablar, caminar, convivir con los demás, etc; son reacciones y actuaciones aprendidas. Con este ejemplo, se ve claramente que el ser humano tiene pocas características y habilidades innatas, y, además, que casi ninguna de sus acciones son instintivas al nacer. Parece extraño, pero, realmente, todo lo que somos y todo lo que hacemos, lo debemos al aprendizaje y a la cultura que nos rodean...
Las personas en nuestros deseos, impulsos y necesidades somos más complejas que cualquier otro animal. Somos dependientes unos de otros y, por este motivo, a lo largo de toda nuestra vida llevamos a cabo un proceso de socialización muy intenso. Necesitamos cooperar y, en algunos casos, competir para avanzar y mejorar como individuos. Pero, si te fijas, siempre lo hacemos acompañados. Nunca hacemos como los rinocerontes negros, los cuales se aíslan en un área de su territorio y luchan con todas sus fuerzas para sobrevivir solos. Nosotros ganamos fuerza y confianza con el apoyo de los demás. Fijaos en los hombres, siempre van de "machitos" cuando están con sus amigotes. Dejando críticas crueles aparte... decir que nunca nos falta nadie: cuando somos pequeños tenemos los padres que nos ayudan a descubrir el mundo, más adelante encontramos a los amigos que te dan valentía y, después, vamos acompañados de la pareja, quien te da confianza y seguridad. ¡No perdemos nunca el Norte, y si lo hacemos, no nos falta el apoyo y la compañía de alguien más!