El otro día, me preguntaron cual era el peor de mis defectos. En aquel momento, no dí ninguna respuesta. ¡De defectos tengo muchos, tantos como virtudes! Y así todo el mundo. Pero, tras pensar-lo detenidamente un bueno rato. Lo vi muy claro, el peor de mis defectos es no saber olvidar. Hay gente que puede pensar que es una virtud. Pero eso depende de lo que puedas recordar.
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