El tiempo es muy valioso y en ocasiones escaso. Hay que saber aprovecharlo y no desperdiciar ni un segundo. Porque aunque no nos lo parezca, los días son cortos. Únicamente tienen 24 horas, de las cuales, posiblemente, diez las pasamos durmiendo. Así que solo nos quedan 14 horas de las que como mínimo ocho pasamos trabajando. De estas seis horas que nos quedan tres, aproximadamente, las dedicamos a las comidas -desayuno, comida, merienda y cena-. Entonces, nos quedamos con solo 3 horas de 24. De estas restamos 30 minutos para ducharse y vestirse, 45 minutos para ir de casa al trabajo y viceversa, 15 minutos para prepararlo todo para el día siguiente, otros 30 minutos haciendo las tareas pendientes y una hora dedicada solamente para los que nos rodean -nuestros seres queridos-. En resumen, nos quedamos sin tiempo. Un hecho que demuestra que un simple día pasa volando. Porque... el tiempo... es muy valioso y en ocasiones escaso.
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