jueves, 16 de enero de 2014

Demasiado bonito para ser cierto...

Sí, todo era demasiado perfecto para ser real. Había empezado el día con muy buen pie. Todo el mundo se mostraba de una manera amistosa y amable conmigo, como habitualmente. Se respiraba un ambiente tranquilo y relajante. Nos hacíamos bromas entre nosotros y reíamos satisfechos de ellas. Era extraño, demasiado perfecto. 
Normalmente, a mediodía, siempre surge algún alboroto o la gente se vuelve loca. Pero esta vez no. Todo era perfecto, sin locuras, sin tonterías y sin gritos. Algo malo iba a suceder tarde o temprano. No podía ser que todo fuera como la seda... 
Con los años he aprendido que en el día a día no todo puede ser genial. Siempre hay algo que falla. Y cuando, por fin, iba a dejar de pensar así, y poder disfrutar de aquel maravilloso y tranquilo día... apareció el -horrible, predecible y esperado- problema. ¡Sacando humo por la boca! Como no, pensé. 
Pero... por lo menos, este "día perfecto" fue bonito mientras duró -aunque durase poco-.


(basado en hechos, tristemente, reales)

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