Sí, todo era demasiado perfecto para ser real. Había empezado el día con muy buen pie. Todo el mundo se mostraba de una manera amistosa y amable conmigo, como habitualmente. Se respiraba un ambiente tranquilo y relajante. Nos hacíamos bromas entre nosotros y reíamos satisfechos de ellas. Era extraño, demasiado perfecto.
Normalmente, a mediodía, siempre surge algún alboroto o la gente se vuelve loca. Pero esta vez no. Todo era perfecto, sin locuras, sin tonterías y sin gritos. Algo malo iba a suceder tarde o temprano. No podía ser que todo fuera como la seda...
Con los años he aprendido que en el día a día no todo puede ser genial. Siempre hay algo que falla. Y cuando, por fin, iba a dejar de pensar así, y poder disfrutar de aquel maravilloso y tranquilo día... apareció el -horrible, predecible y esperado- problema. ¡Sacando humo por la boca! Como no, pensé.
Pero... por lo menos, este "día perfecto" fue bonito mientras duró -aunque durase poco-.
(basado en hechos, tristemente, reales)
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