viernes, 21 de septiembre de 2012




Andamos y andamos, sin llegar a ninguna parte. En un día podemos llegar a hacer más de  mil pasos, que no nos llevan a ningún lugar determinado. Solo andamos. Vamos de un sitio a otro, pensando que este será mejor, pero solo son lugares sombríos y grises, que no parecen tener vida. Que te apagan y te hacen sentir invisible. Y nos damos cuenta, que el simple hecho de andar de un sitio a  otro, ya nos hace  sentir vivos! por muy horrible que llegue a ser nuestro alrededor. Y entonces paramos, tenemos los pies magullados por tantas horas sin descanso y ya por fin hemos llegado a nuestro destino. ¿Dónde? te debes estar preguntando; pues al infinito y sorprendente mundo, en el que vivimos y somos felices.

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