Aunque siempre nos intenten engañar, es así. Las cosas nunca son de un color intermedio. El gris no existe. Sólo, el blanco y el negro. Los dos extremos. Uno es bueno, el otro no. Uno te tranquiliza, el otro te incita. Uno te hace sentir a gusto, el otro te hace odiarlo. Así es en cualquier parte. Y para que no os hagáis falsas esperanzas, os advierto de que una cosa que es negra nunca será blanca. Pero que algo blanco si que podrá llegar a ser negro.
Si no os lo creéis, adelante, comprobarlo vosotros mismos.
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