Twitter te hace creer que eres sabio, Instagram que eres fotógrafo y Facebook que tienes amigos.
Actualmente, vivimos engañados. Más bien dicho, nos engañamos a nosotros mismos. Sí, nos engañamos, nuestra vida es una farsa. En la mayoría de nuestras redes sociales queremos aparentar más de lo que realmente somos.
Seguramente, más de uno ya ha perdido el sentido de la realidad. Ya no debe saber ni distinguir su propia personalidad entre todas aquellas que ha representado en las redes. Estas personas han perdido su esencia -su carácter y personalidad- por el simple hecho de tener más seguidores, amigos, "followers" o "fans" (personas que no conocen y que, posiblemente, nunca conocerán). Se han perdido a si mismos solo por gustar a los demás, sin antes pensar si se gustaban a ellos.
Seguramente, más de uno ya ha perdido el sentido de la realidad. Ya no debe saber ni distinguir su propia personalidad entre todas aquellas que ha representado en las redes. Estas personas han perdido su esencia -su carácter y personalidad- por el simple hecho de tener más seguidores, amigos, "followers" o "fans" (personas que no conocen y que, posiblemente, nunca conocerán). Se han perdido a si mismos solo por gustar a los demás, sin antes pensar si se gustaban a ellos.
Vivimos en una sociedad muy avanzada tecnológicamente y, por esta razón, somos menos conscientes de la realidad de nuestro mundo. Debemos aprender que las personas no son mejores por tener cinco mil seguidores en Facebook y ochocientos "likes" en una foto de Instagram, ya que las personas no pueden clasificarse por lo que dice una pagina web.
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