martes, 24 de febrero de 2015

La cultura es nuestra segunda naturaleza


Seguramente, alguna vez habréis escuchado esa frase, sin autor conocido, que dice: "las personas nos hacemos humanas con otros humanos". La verdad es que tiene gran parte de razón. Como se ha comprobado a lo largo de la historia, los humanos somos sociales por naturaleza, vivimos en grupos, nos necesitamos los otros. Hecho notable para la aparición de una cultura o culturas que nos unen y nos permiten convivir como sociedad.

Con el tiempo, los humanos hemos convivido tan juntos, aprendiendo los unos con los otros, que ahora se nos hace muy difícil, por no decir casi imposible, diferenciar entre lo que es nuestra naturaleza y lo que es nuestra cultura. No somos conscientes de lo que nos viene innato, ni de lo que nos han inculcado desde pequeños.

Un bebé al nacer, intuitivamente, llora hasta que la madre se lo pone en brazos; es una reacción innata. Más adelante, cuando este bebé crezca comenzará a hablar, caminar, convivir con los demás, etc; son reacciones y actuaciones aprendidas. Con este ejemplo, se ve claramente que el ser humano tiene pocas características y habilidades innatas, y, además, que casi ninguna de sus acciones son instintivas al nacer. Parece extraño, pero, realmente, todo lo que somos y todo lo que hacemos, lo debemos al aprendizaje y a la cultura que nos rodean...

Las personas en nuestros deseos, impulsos y necesidades somos más complejas que cualquier otro animal. Somos dependientes unos de otros y, por este motivo, a lo largo de toda nuestra vida llevamos a cabo un proceso de socialización muy intenso. Necesitamos cooperar y, en algunos casos, competir para avanzar y mejorar como individuos. Pero, si te fijas, siempre lo hacemos acompañados. Nunca hacemos como los rinocerontes negros, los cuales se aíslan en un área de su territorio y luchan con todas sus fuerzas para sobrevivir solos. Nosotros ganamos fuerza y ​​confianza con el apoyo de los demás. Fijaos en los hombres, siempre van de "machitos" cuando están con sus amigotes. Dejando críticas crueles aparte... decir que nunca nos falta nadie: cuando somos pequeños tenemos los padres que nos ayudan a descubrir el mundo, más adelante encontramos a los amigos que te dan valentía y, después, vamos acompañados de la pareja, quien te da confianza y seguridad. ¡No perdemos nunca el Norte, y si lo hacemos, no nos falta el apoyo y la compañía de alguien más!

sábado, 21 de febrero de 2015

¿Puede nuestra voluntad superar los límites de la naturaleza?


Hace bastantes años, a un niño el maestro le preguntó: "¿Tú qué quieres ser de mayor?" Este con toda la alegría e inocencia del mundo respondió: "¡Yo de mayor quiero ser feliz!" El maestro pensando que el niño no había entendido la pregunta le repitió con un tono brusco: "¡Piensa bien! ¿Qué te gustaría ser de mayor? "El niño no cambió de opinión y continuó diciendo: "¡A mí de mayor me gustaría ser feliz!" El resto de alumnos del aula y el maestro le tomaron por loco. Ya que la respuesta habitual para esta pregunta era decir algún oficio que comportara fama, valentía, fuerza, imaginación, etc.

¿Sabéis cuál era la ironía de esta historia? La ironía era, ni más ni menos, que todos los compañeros de este niño habían dicho oficios que posiblemente ninguno de ellos conseguiría. Y, en cambio, este niño con esperanza, llamado Walt Disney, lo consiguió. Y así, cumpliendo su sueño, consiguió cumplir el de muchas otras personas!

Este, es un claro ejemplo de que la voluntad humana puede superar todos los límites que se le presenten siempre que se tenga constancia y no se pierda la esperanza. Seguramente, ya habréis oído más de mil veces aquella frase que dice: "¡La esperanza es lo último que se pierde!" Pues ... se equivoca! Si lo que quieres es triunfar en la vida, ser un emprendedor. ¡Nunca tienes que perder la esperanza! Te puedes equivocar tantas veces como quieras, pero siempre has de seguir adelante. Las caídas duelen, pero levantarse es sencillo.

¿Qué hubiera pasado si los aliados hubieran dejado avanzar a las tropas Nazis? ¿Qué hubiera sido de Sud-áfrica si Nelson Mandela no hubiera sido nombrado presidente hace años? ¿Sabríamos lo que es la gravedad si ha Newton no le hubiera caído una manzana en la cabeza? ¿Lucharíamos por amor como hicieron Romeo y Julieta en la obra de William Shakespeare? ¿Si Galileo no se hubiera jugado la vida para demostrar sus teorías, seguiríamos pensando que la tierra es el centro del mundo? ¿Sabríamos como vivir la vida sin tener ningún objetivo en ella?

Son hechos de la historia que hubieran tenido un final muy diferente si no se hubieran roto los límites de la naturaleza. Se dejaron atrás los miedos, se confió en la esperanza y se luchó por un sueño. Cualquier sueño o deseo, ya sea la libertad, el amor, la ciencia o, bien, el ser humano.