jueves, 3 de septiembre de 2015

Desaprovechados


Los hombres pierden la salud para juntar dinero. Y luego, acaban perdiendo el  dinero para recuperar la salud. Y, por pensar desesperadamente en el futuro, olvidan el presente. De tal forma que acaban sin vivir en ninguno de ambos tiempos. Presente y futuro se disipan sin mirar atrás. Todos viven como si nunca fueran a morir y mueren como si nunca hubiesen vivido...

miércoles, 2 de septiembre de 2015

¡No, no estoy muerta!


No, no estoy muerta. Tampoco me han secuestrado durante todo este tiempo. Y, no penséis mal, tampoco me he pasado durmiendo todas las vacaciones. De hecho, no he tenido tiempo ni de dormir. ¡No podía dormir! ¡He estado más que viva! 
Seguramente, todos en estas vacaciones habéis viajado o hecho locuras que únicamente se hacen en verano. Habéis vivido experiencias que son demasiado difíciles de explicar. Y... ¿A que me refiero con esto? Es muy simple, seguro que os va a sonar la situación. 
Me refiero al típico momento “post-verano” en que te reencuentras con toda esa gente que has ignorado, descaradamente, en las vacaciones. No les engañéis, es cierto, ¡los habéis ignorado! Quitar el doble "clik" azul o borrar la última hora de conexión del Whatsapp no es un error del sistema operativo de tu móvil. Simplemente es que necesitabais tranquilidad. Desconectar.
Continúo… entonces, estos "ignorados" -por llamarlos de algún modo- te preguntan: ¿Qué has hecho estas vacaciones? Tú paras a pensar un segundo, dos, tres, cuatro... Y te das cuenta que ¡no puedes contarlo! ¡Tu verano ha sido demasiado alucinante como para contarlo con tres simples palabras! ¡Se tiene vivir, sino no lo puedes entender! Piensas, mientras el "ignorado" sigue esperando tu respuesta. Entonces, únicamente, te limitas a decir alguna tontería. Pero, realmente, desearías pasarte el día contándole cómo te perdiste una tarde entera buscado el loro multicolor de tu prima por el bosque. O cómo te despertaste un día en la playa sin saber el porqué. O, simplemente, la ilusión que te hizo encontrarte a cincuenta personas el día de tu cumpleaños gritando SORPRESA. También deseas lucirte y decirle que cuando fuiste a Marruecos más de uno te quiso comprar con camellos, bueno, dromedarios. O que quedaste tercera en la carrera de tu pueblo y sin dormir nada. ¡Deseas que lo sepa todo y más! Pero no sabes cómo contarle por qué te dedicaste a buscar un loro multicolor por el bosque. O por qué estabas a las siete de la mañana bailando en la playa. O por qué tus amigos gritaban sorpresa en vez de felicidades. No sabes explicar el hecho de que te quisieran comprar por dromedarios. Ni cómo pudiste aguantar una carrera de 5 quilómetros sin dormir…
Es lo que tienen las vacaciones, que no las puedes explicar… Por esta razón odiamos tanto la rutina. Porque cuando vuelves a ella, no sabes contarles a los demás lo que, realmente, echas de menos. 

jueves, 18 de junio de 2015

DISTRACCIONES

Propósitos, tareas y objetivos que no llegan a cumplirse. Tiempo desperdiciado sin motivo. Un camino que se aleja del éxito a cada paso. Me siento limitada como por cuatro paredes creadas con mis propias distracciones. Distracciones innecesarias, pero las cuales, sin saber como, acaban captando mi atención.

Siempre he querido triunfar, demostrar al mundo que mis ideas y mis palabras valían la pena. Pero el esfuerzo es demasiado grande. Me distraigo, me pierdo, limito e, incluso, hundo. ¿Qué puedo hacer entonces? 

No se puede vivir eternamente de un talento que no se trabaja... Tras un gran triunfador, siempre hay un gran esfuerzo. ¿O "El Quijote" se escribió de la noche a la mañana? ¿O la tragedia "Bodas de Sangre" se representó sin haber la leído anteriormente? ¿O, simplemente, a caso estas ideas salieron sin pensar?

Para conseguir lo que uno quiere, aveces, se deben dejar los obstáculos atrás. En mi caso las distracciones y la pereza, en el de cualquier otro... quien sabe. Lo único que puedo decir ahora mismo, con total seguridad, es que sin esfuerzo no hay victoria. Y... sí, sé que esta vida no todo es competir y ganar. Pero si nos rendimos, es posible que cualquier otro acabe siendo la persona que deberíamos haber sido nosotros. 

A partir de hoy, prometo que el ESFUERZO no va a volver a decaer hasta que cumpla mis propósitos, tareas y objetivos. ¡Ya basta de alejarme del éxito! Ya que el único motivo por el cual sigo como siempre, soy YO, no hay más culpables. 


VIVIR CON MIEDO ES MORIR EN VIDA

jueves, 11 de junio de 2015

¡Las mujeres somos fuertes, más de lo que muchos creen!

Porque no hay nada más bonito en este mundo que ser independiente: ¡Las mujeres sabemos cuidarnos solas! ¡Podemos ser fuertes y aparentar ser princesas a la vez! Pero, aún así: ¡No dependemos ni de caballeros, ni de dragones, ni de reyes! ¡Somos libres y autosuficientes! 
¡Basta de menos precios, de discriminaciones y de falsos estereotipos!

EN BUSCA DE UN CAMBIO


Entre tanto soñador y gente ilustre, allí estábamos nosotros. Con los pies en la tierra, la mente en el cielo y los sentimientos enredados. Buscando oportunidades desesperados, y todo y el resultado nulo, la esperanza no nos sobraba. Demasiadas ilusiones pasaban volando por nuestra cabeza alborotada, ninguna lograba aterrizar. Debido, obviamente, a la situación actual.
Una situación deplorable: acciones que caían al suelo, desapareciendo. Familias luchando por el pan de cada día, con todas sus fuerzas. Gente en el paro, buscando hasta el más mísero de los trabajos. Políticos sin escrúpulos, observadores del espectáculo.  Precios que subían y nóminas inversamente proporcionales. Cada día era y es una lucha constante. 
La sociedad se rige por los adinerados ignorantes, y los ilustres soñadores -a los que el dinero les manca- están sin oportunidades y, únicamente, con ESPERANZA.

miércoles, 3 de junio de 2015

Ella.

¿Ves aquella bella mujer?- dijo una muchacha a su amigo, mientras la observaban andar calle abajo con elegancia. Bueno... todo lo elegante que puede andar un mujer de, aproximadamente, unos ochenta años. Aparentemente, muy bien llevados, o maquillados.
¡Yo quiero envejecer así!- admiró la muchacha, a la vez que la cara de su amigo cambiaba, drásticamente, de parecer.  Los ojos se le salieron de las órbitas y su mandíbula casi tocó el suelo. Tras el impacto, el amigo se atrevió a decir: ¿Qué me estás contando? Esa, a la que tú llamas mujer, es una anciana. ¡No digas tonterías!
¡Pues esa mujer, a la que tú llamas anciana, me ha llamado la atención! Puede que sea por su forma de caminar, sin preocupaciones, o porque todavía con ochenta años se mantiene en pie...- dijo la muchacha enfurruñada a su amigo. Aquella mujer transmitía o, más bien, desprendía tranquilidad y sensatez. Los años habían pasado factura a su bello rostro, a sus manos ahora temblorosas, a su piel ya arrugada, a su cabello más débil y grisáceo por momentos, e, incluso, a sus cinco sentidos. Pero, sus ideas parecían seguir en buen estado, o eso creyó la muchacha.
¡Pero qué dices! Es una simple anciana de ochenta años, como tu abuela o la mía. Seguro que cocina grandes e interminables cocidos a sus nietos. Seguro hace sufrir a sus hijos repitiendo, día y noche, las mismas historias, de su juventud, que les contaba hace diez años. Y, ya para terminar, el colmo de los ancianos: seguro que padece una pequeña cleptomanía. Sí, esa extraña adicción que tienen los abuelos de coleccionar  bolsitas de azúcar de los bares, pañuelos sin usar o, simplemente, cualquier cosa pequeña que pongas a su alcance. ¡No fantasees con una anciana que ni conoces!- Replicó el amigo creyéndose superior ante la muchacha. Un hecho deplorable. Aunque, razón no le faltaba…
Realmente, aquella bella mujer, era una anciana. Sí, seguramente, hubiera sobrealimentado a sus nietos con cocido y hubiera aburrido a sus hijos con largas historias, si los hubiera tenido. Sí, padecía de una pequeña cleptomanía, pero no coleccionaba bolsitas de azúcar, ni pañuelos. Aquella hermosa dama, únicamente, coleccionaba, junto a la soledad, RABIA.
Sí, rabia acumulada tras años, rabia que ocultaba con buena cara, rabia que robaba de los malos momentos, rabia que ya quemaba.

lunes, 25 de mayo de 2015

Perdimos la oportunidad


Como dos desconocidos, nos miramos a los ojos y solo vemos vacio. Ya no hay sentimientos que nos unan, somos indiferentes el uno para el otro. Negamos que hubo algún momento en que fuimos felices. Cerramos puertas a las soluciones y seguimos adelante como si nada hubiera sucedido. 
El uno por el otro perdimos la cabeza e, incluso, los nervios. Únicamente, durante un breve periodo de tiempo. Al recapacitar, vimos que tanto orgullo nos haría daño y que la empatía se había perdido por el camino. Ninguno de nosotros hizo un paso al frente y admitió sus equivocaciones. Tal vez, porque esperábamos que el primer paso lo hiciera el otro. O, tal vez, porque la cobardía combinada con la tozudez nos lo impidió a ambos. Hecho que provocó que nuestra última respuesta fuera: ADIÓS.


jueves, 21 de mayo de 2015

Don't wait any longer, start now!


Impotencia


Crecimos inocentes, rodeados de falsas esperanzas sin pies, ni cabeza. Nos creímos todas aquellas aventuras de caballeros que buscan doncella, todas las películas Disney habidas y por haber, y todas las historias que nos contaban antes de ir a dormir. Felizmente ignorantes, vivimos la infancia más estereotipada de todas.  Nos taparon los ojos con un manto estampado de dibujos animados, los cuales siempre lucían sonrientes y coloridos.
Ahora, el viento ha levantado este manto y ha dejado ver a nuestros ojos. Los que, asombrados, han visto a la sociedad desnuda, con sus defectos e imperfecciones al aire. 
El dinero no sale de las paredes como nos muestran en “El Dorado”. Los malos de la películas no tienen porqué ser  siempre mujeres. De hecho, ahora, son políticos con dos dedos de frente y millones de euros escondidos en paraísos fiscales. Los animales no cantan, ni ayudan en las tareas del hogar. Aunque, hace falta destacar, que son más cívicos que algunas personas. Las mujeres no necesitamos ser rescatadas por príncipes azules, principalmente, por que este es un espécimen nunca visto. Las máquinas no funcionan por arte de magia, funcionan a base de destrozar el planeta. Y para terminar, no todas las historias tienen un final feliz.
La indignación que se siente ante estas situaciones es debida a la impotencia en la que nos encontramos. Estamos ante la catástrofe dispuestos a darlo todo para cambiar el mundo, pero no tenemos recursos. Podemos gritar, manifestarnos e, incluso, bombardear  las redes sociales con nuestras quejas. Pero los de arriba seguirán igual: darán falsas  soluciones, nos prometerán cambios y, luego, seguirán contando sus billetes sentados en butacas de cuero.
Desde pequeños soñamos en cuentos de hadas, cuentos maquillados con miles de mentidas asombrosas. Mentidas que ocultan la realidad de una sociedad manipulada y estereotipada. Mentidas que nos hacen ser impotentes a todo.

lunes, 23 de marzo de 2015

¡Qué más da la riqueza, si la lluvia nos moja a todos igual!


Como piezas de ajedrez somos conducidos a una lucha de la cual no somos conscientes. Aquellos que poseen el poder nos mueven al ritmo de su cantar. Un cantar agitado por el dinero. El cual desentona dentro del bolsillo de algún político corrupto, empresario despiadado o estafador compulsivo. 
Nuestro objetivo, como peones de este tablero, es despejar aquel peligroso caminó que lleva a la riqueza. Dejándonos la vida, en muchos intentos, para que los avariciosos se lucren posteriormente. Ya que en el ajedrez nunca gana la ficha, que débilmente se mantiene en pie, sino gana aquel que la manipula para conseguir la victoria. Gana aquel que se permite perder su gran ejercito para lograr enriquecerse de las desgracias ajenas e, incluso, de las mutuas. Es entonces, cuando tras derrotar al adversario. Esta persona, ansiosa de lujos, se da cuenta que realmente no ha ganado nada. 
Vivimos en una sociedad capitalista, dirigida por la riqueza y la avaricia. Los billetes y monedas nos rigen con puño de hierro. Nos implantan la absurda idea de que estos dan la felicidad. Y que si no tienes los suficientes como para tener que abrir una cuenta en algún paraíso fiscal, no eres de importancia para el estado.  Pero, si lo pensamos bien, únicamente son frágiles papeles. Sí, papeles que hasta la lluvia puede romper con una de sus gotas. Papeles que cuando nosotros seamos ceniza, estos posiblemente también. 
Quien tiene la billetera más llena no vive más. Quien disfruta de una cuenta en Suiza no sufre menos, ni siente lo bastante como para ser eternamente feliz. Quien se gasta cientos de euros en un abrigo de piel no se moja menos cuando la llueva cae. Quien se cree alguien por su riqueza, realmente, no es nada sin ella.

viernes, 13 de marzo de 2015

Valientes e Ignorantes

Entre suspiro y suspiro,
el fuerte y brusco viento...
Abrió las frágiles jaulas y jaulas
de aquellas hojas atadas a su árbol.

Dejando las ramas desnudas y desprotegidas...
¡Hojas y hojas volaron sin preocupación alguna!

¡Volaron y volaron!
¡Sintieron y sintieron!
¡Vivieron y vivieron!

El placer fluía por sus brechas. 
La mágica y mágica brisa las guiaba.
El viento las acariciaba libremente. 
Libres y libres eran... Fueron. 

Hojas verdes se convirtieron en marrones. 
Al partir de sus jaulas y jaulas de cristal.
Yacen en tierra viendo acechar al invierno.
Sí, el invierno que frio y frio llega. 

Las conciencias de aquellas y aquellas fugitivas
son removidas y removidas por el frio.
Lamentan haberse perdido sin remedio,
lamentan haberse alejado y alejado.

Sufren aquellas y aquellas hojas valientes e ignorantes.
Las que se alejaron para volar y volar, cuando ya tenían un destino. 
Para sentir y sentir, cuando realmente ya estaban sintiendo. 
Para vivir y vivir, cuando ya estaban viviendo...
SIN MORIR

jueves, 5 de marzo de 2015

La Segunda Guerra Mundial. Imágenes para la historia - Paco Elvira


"¿Qué impulsa a un periodista a jugarse el tipo en una guerra concreta de entre las muchas que se suceden en el mundo? Para algunos es la adrenalina pura y dura, a otros les mueve su propia reputación profesional, y para otros ese peligro forma parte de la defensa de unos ideales, que se transmiten de forma gráfica a todo el mundo. Sea como fuere, gracias a ellos, hemos podido apreciar el sufrimiento humano en los conflictos armados casi como si se sucedieran en nuestra propia casa, o al menos así sucedería si no estuviéramos ya con el corazón blindado por saturación."

martes, 24 de febrero de 2015

La cultura es nuestra segunda naturaleza


Seguramente, alguna vez habréis escuchado esa frase, sin autor conocido, que dice: "las personas nos hacemos humanas con otros humanos". La verdad es que tiene gran parte de razón. Como se ha comprobado a lo largo de la historia, los humanos somos sociales por naturaleza, vivimos en grupos, nos necesitamos los otros. Hecho notable para la aparición de una cultura o culturas que nos unen y nos permiten convivir como sociedad.

Con el tiempo, los humanos hemos convivido tan juntos, aprendiendo los unos con los otros, que ahora se nos hace muy difícil, por no decir casi imposible, diferenciar entre lo que es nuestra naturaleza y lo que es nuestra cultura. No somos conscientes de lo que nos viene innato, ni de lo que nos han inculcado desde pequeños.

Un bebé al nacer, intuitivamente, llora hasta que la madre se lo pone en brazos; es una reacción innata. Más adelante, cuando este bebé crezca comenzará a hablar, caminar, convivir con los demás, etc; son reacciones y actuaciones aprendidas. Con este ejemplo, se ve claramente que el ser humano tiene pocas características y habilidades innatas, y, además, que casi ninguna de sus acciones son instintivas al nacer. Parece extraño, pero, realmente, todo lo que somos y todo lo que hacemos, lo debemos al aprendizaje y a la cultura que nos rodean...

Las personas en nuestros deseos, impulsos y necesidades somos más complejas que cualquier otro animal. Somos dependientes unos de otros y, por este motivo, a lo largo de toda nuestra vida llevamos a cabo un proceso de socialización muy intenso. Necesitamos cooperar y, en algunos casos, competir para avanzar y mejorar como individuos. Pero, si te fijas, siempre lo hacemos acompañados. Nunca hacemos como los rinocerontes negros, los cuales se aíslan en un área de su territorio y luchan con todas sus fuerzas para sobrevivir solos. Nosotros ganamos fuerza y ​​confianza con el apoyo de los demás. Fijaos en los hombres, siempre van de "machitos" cuando están con sus amigotes. Dejando críticas crueles aparte... decir que nunca nos falta nadie: cuando somos pequeños tenemos los padres que nos ayudan a descubrir el mundo, más adelante encontramos a los amigos que te dan valentía y, después, vamos acompañados de la pareja, quien te da confianza y seguridad. ¡No perdemos nunca el Norte, y si lo hacemos, no nos falta el apoyo y la compañía de alguien más!

sábado, 21 de febrero de 2015

¿Puede nuestra voluntad superar los límites de la naturaleza?


Hace bastantes años, a un niño el maestro le preguntó: "¿Tú qué quieres ser de mayor?" Este con toda la alegría e inocencia del mundo respondió: "¡Yo de mayor quiero ser feliz!" El maestro pensando que el niño no había entendido la pregunta le repitió con un tono brusco: "¡Piensa bien! ¿Qué te gustaría ser de mayor? "El niño no cambió de opinión y continuó diciendo: "¡A mí de mayor me gustaría ser feliz!" El resto de alumnos del aula y el maestro le tomaron por loco. Ya que la respuesta habitual para esta pregunta era decir algún oficio que comportara fama, valentía, fuerza, imaginación, etc.

¿Sabéis cuál era la ironía de esta historia? La ironía era, ni más ni menos, que todos los compañeros de este niño habían dicho oficios que posiblemente ninguno de ellos conseguiría. Y, en cambio, este niño con esperanza, llamado Walt Disney, lo consiguió. Y así, cumpliendo su sueño, consiguió cumplir el de muchas otras personas!

Este, es un claro ejemplo de que la voluntad humana puede superar todos los límites que se le presenten siempre que se tenga constancia y no se pierda la esperanza. Seguramente, ya habréis oído más de mil veces aquella frase que dice: "¡La esperanza es lo último que se pierde!" Pues ... se equivoca! Si lo que quieres es triunfar en la vida, ser un emprendedor. ¡Nunca tienes que perder la esperanza! Te puedes equivocar tantas veces como quieras, pero siempre has de seguir adelante. Las caídas duelen, pero levantarse es sencillo.

¿Qué hubiera pasado si los aliados hubieran dejado avanzar a las tropas Nazis? ¿Qué hubiera sido de Sud-áfrica si Nelson Mandela no hubiera sido nombrado presidente hace años? ¿Sabríamos lo que es la gravedad si ha Newton no le hubiera caído una manzana en la cabeza? ¿Lucharíamos por amor como hicieron Romeo y Julieta en la obra de William Shakespeare? ¿Si Galileo no se hubiera jugado la vida para demostrar sus teorías, seguiríamos pensando que la tierra es el centro del mundo? ¿Sabríamos como vivir la vida sin tener ningún objetivo en ella?

Son hechos de la historia que hubieran tenido un final muy diferente si no se hubieran roto los límites de la naturaleza. Se dejaron atrás los miedos, se confió en la esperanza y se luchó por un sueño. Cualquier sueño o deseo, ya sea la libertad, el amor, la ciencia o, bien, el ser humano.

lunes, 12 de enero de 2015

En tus manos el libro de una vida, la tuya...


Ponte en esta extraña y alocada situación: haces un pacto con el diablo, Dios, la virgen, Buda o, incluso, una bruja. Estos te ofrecen el libro de tu vida, con todos los capítulos, incluido el final... Pero, únicamente, puedes tener este libro durante una hora, si no quieres perder tu alma. Por lo tanto, a no ser que tengas un don especial leyendo a mil por hora, solo puedes leer un par de capítulos. ¿Qué harías? ¿Qué capítulos te llamarían más la atención? ¿Estarías dispuesto a perder tu alma por querer leer tu historia entera?
Tantas opciones han pasado por mi cabeza... La primera fue, claramente, leer el final. Pero, entonces, caí en la cuenta que eso le quitaría emoción e intriga a mi historia. Los finales son para sorprenderse y esto no sería posible si tuviera que vivir cada día sabiendo como sería mi muerte. 
Más tarde, pensé en hacer trampas. Sí, en engañar al diablo, a Dios, a la virgen, a Buda o, incluso, a la bruja. El pacto era no poseer el libro durante más de una hora. Pero si hiciera fotocopias de este... ¡podría tener el texto para siempre sin perder el alma! Aunque, claro, eso sería jugar muy sucio y, la verdad, no me conviene.   
La siguiente idea que se me vino a la mente fue intentar borrar las malas partes de la historia, es decir los malos momentos vividos. Pero, este hecho comportaría muchos cambios en mí. Ya qué siempre he dicho -o he pensado- que todo lo vivido, bueno o malo, te hace ser quién eres ahora. Y no me gustaría que fuera distinto, me siento satisfecha con cómo y quién soy.
También, con gran inspiración, pensé en hacer aviones de papel con todas las hojas del libro. Soltarlos por toda la ciudad  y que huyeran lejos de mí. Y así, dejando volar al viento mi historia, como hizo el destino anteriormente. Demasiado trabajo, pensé luego y dejé está opción con las otras -en el rincón de: puede, pero no-.
Finalmente, la última idea que tuve, creo que fue la mejor. Leer los primeros capitulos de mi vida. Sí, esas partes de una historia que nadie recuerda. Esos momentos felices, de juego, inocencia, curiosidad y, sobretodo, libres de preocupaciones. Revivirlos con la lectura. Sería mágico y seguro que descubriría hechos de los que desconocía existencia alguna.
Sé que no se puede vivir del pasado, pero... ¿Para qué querer saber un futuro oscuro que acaba con la muerte, cuando puedes ver brillar la luz y los colores por primera vez, de nuevo?

miércoles, 7 de enero de 2015

¿Qué me deparará el 2015?

- No es por ser pesimista... pero no estoy completamente segura de que este año sea el mio. - Dije a la una de la madrugada del 1 de enero a una amiga...
- ¿Comiste las 12 uvas? ¿Viste Canal Sur...? - Dijo ella con uno tono irónico entre carcajadas.
- ¡Claro que comí todas la uvas! Pero, no sé. Mientras venía hacia aquí, he estado pensando... - Admití agachando la cabeza.
- ¡Lo más seguro es que sean tonterías tuyas! ¡Siempre piensas más de la cuenta! Va, no te preocupes y empieza a correr que llegamos tarde. - dijo ella quitándose los tacones...
Al llegar a la fiesta mi mente ya había cambiado de parecer, seguramente por la botella de ron que ya estaba vacía o por el dolor que sentía en los pies tras correr siete calles con tacones de aguja. Bueno, que más da. Lo importante es que entonces únicamente tenía el propósito de pasar la mejor noche de todas. Y así fue, hasta que a las cinco de la madrugada del nuevo año... tuve que volver a repetirle a mi amiga su maravillosa frase: "¡Lo más seguro es que sean tonterías tuyas! ¡Siempre piensas más de la cuenta!". No hacia más de 5 minutos que una mujer me había acercado una aguja, como la de una inyección, al cuello amenazándome y pidiendo todo lo que llevaba encima...
Así que tras empezar el año nuevo con tan mala pata... tengo motivos para no estar completamente segura de lo que me deparará este 2015. El destino lo dirá. Y por eso, mi propósito nuevo será aceptarlo con buena cara -sea lo que sea, bueno depende claro-.