lunes, 23 de marzo de 2015

¡Qué más da la riqueza, si la lluvia nos moja a todos igual!


Como piezas de ajedrez somos conducidos a una lucha de la cual no somos conscientes. Aquellos que poseen el poder nos mueven al ritmo de su cantar. Un cantar agitado por el dinero. El cual desentona dentro del bolsillo de algún político corrupto, empresario despiadado o estafador compulsivo. 
Nuestro objetivo, como peones de este tablero, es despejar aquel peligroso caminó que lleva a la riqueza. Dejándonos la vida, en muchos intentos, para que los avariciosos se lucren posteriormente. Ya que en el ajedrez nunca gana la ficha, que débilmente se mantiene en pie, sino gana aquel que la manipula para conseguir la victoria. Gana aquel que se permite perder su gran ejercito para lograr enriquecerse de las desgracias ajenas e, incluso, de las mutuas. Es entonces, cuando tras derrotar al adversario. Esta persona, ansiosa de lujos, se da cuenta que realmente no ha ganado nada. 
Vivimos en una sociedad capitalista, dirigida por la riqueza y la avaricia. Los billetes y monedas nos rigen con puño de hierro. Nos implantan la absurda idea de que estos dan la felicidad. Y que si no tienes los suficientes como para tener que abrir una cuenta en algún paraíso fiscal, no eres de importancia para el estado.  Pero, si lo pensamos bien, únicamente son frágiles papeles. Sí, papeles que hasta la lluvia puede romper con una de sus gotas. Papeles que cuando nosotros seamos ceniza, estos posiblemente también. 
Quien tiene la billetera más llena no vive más. Quien disfruta de una cuenta en Suiza no sufre menos, ni siente lo bastante como para ser eternamente feliz. Quien se gasta cientos de euros en un abrigo de piel no se moja menos cuando la llueva cae. Quien se cree alguien por su riqueza, realmente, no es nada sin ella.

viernes, 13 de marzo de 2015

Valientes e Ignorantes

Entre suspiro y suspiro,
el fuerte y brusco viento...
Abrió las frágiles jaulas y jaulas
de aquellas hojas atadas a su árbol.

Dejando las ramas desnudas y desprotegidas...
¡Hojas y hojas volaron sin preocupación alguna!

¡Volaron y volaron!
¡Sintieron y sintieron!
¡Vivieron y vivieron!

El placer fluía por sus brechas. 
La mágica y mágica brisa las guiaba.
El viento las acariciaba libremente. 
Libres y libres eran... Fueron. 

Hojas verdes se convirtieron en marrones. 
Al partir de sus jaulas y jaulas de cristal.
Yacen en tierra viendo acechar al invierno.
Sí, el invierno que frio y frio llega. 

Las conciencias de aquellas y aquellas fugitivas
son removidas y removidas por el frio.
Lamentan haberse perdido sin remedio,
lamentan haberse alejado y alejado.

Sufren aquellas y aquellas hojas valientes e ignorantes.
Las que se alejaron para volar y volar, cuando ya tenían un destino. 
Para sentir y sentir, cuando realmente ya estaban sintiendo. 
Para vivir y vivir, cuando ya estaban viviendo...
SIN MORIR

jueves, 5 de marzo de 2015

La Segunda Guerra Mundial. Imágenes para la historia - Paco Elvira


"¿Qué impulsa a un periodista a jugarse el tipo en una guerra concreta de entre las muchas que se suceden en el mundo? Para algunos es la adrenalina pura y dura, a otros les mueve su propia reputación profesional, y para otros ese peligro forma parte de la defensa de unos ideales, que se transmiten de forma gráfica a todo el mundo. Sea como fuere, gracias a ellos, hemos podido apreciar el sufrimiento humano en los conflictos armados casi como si se sucedieran en nuestra propia casa, o al menos así sucedería si no estuviéramos ya con el corazón blindado por saturación."

martes, 24 de febrero de 2015

La cultura es nuestra segunda naturaleza


Seguramente, alguna vez habréis escuchado esa frase, sin autor conocido, que dice: "las personas nos hacemos humanas con otros humanos". La verdad es que tiene gran parte de razón. Como se ha comprobado a lo largo de la historia, los humanos somos sociales por naturaleza, vivimos en grupos, nos necesitamos los otros. Hecho notable para la aparición de una cultura o culturas que nos unen y nos permiten convivir como sociedad.

Con el tiempo, los humanos hemos convivido tan juntos, aprendiendo los unos con los otros, que ahora se nos hace muy difícil, por no decir casi imposible, diferenciar entre lo que es nuestra naturaleza y lo que es nuestra cultura. No somos conscientes de lo que nos viene innato, ni de lo que nos han inculcado desde pequeños.

Un bebé al nacer, intuitivamente, llora hasta que la madre se lo pone en brazos; es una reacción innata. Más adelante, cuando este bebé crezca comenzará a hablar, caminar, convivir con los demás, etc; son reacciones y actuaciones aprendidas. Con este ejemplo, se ve claramente que el ser humano tiene pocas características y habilidades innatas, y, además, que casi ninguna de sus acciones son instintivas al nacer. Parece extraño, pero, realmente, todo lo que somos y todo lo que hacemos, lo debemos al aprendizaje y a la cultura que nos rodean...

Las personas en nuestros deseos, impulsos y necesidades somos más complejas que cualquier otro animal. Somos dependientes unos de otros y, por este motivo, a lo largo de toda nuestra vida llevamos a cabo un proceso de socialización muy intenso. Necesitamos cooperar y, en algunos casos, competir para avanzar y mejorar como individuos. Pero, si te fijas, siempre lo hacemos acompañados. Nunca hacemos como los rinocerontes negros, los cuales se aíslan en un área de su territorio y luchan con todas sus fuerzas para sobrevivir solos. Nosotros ganamos fuerza y ​​confianza con el apoyo de los demás. Fijaos en los hombres, siempre van de "machitos" cuando están con sus amigotes. Dejando críticas crueles aparte... decir que nunca nos falta nadie: cuando somos pequeños tenemos los padres que nos ayudan a descubrir el mundo, más adelante encontramos a los amigos que te dan valentía y, después, vamos acompañados de la pareja, quien te da confianza y seguridad. ¡No perdemos nunca el Norte, y si lo hacemos, no nos falta el apoyo y la compañía de alguien más!

sábado, 21 de febrero de 2015

¿Puede nuestra voluntad superar los límites de la naturaleza?


Hace bastantes años, a un niño el maestro le preguntó: "¿Tú qué quieres ser de mayor?" Este con toda la alegría e inocencia del mundo respondió: "¡Yo de mayor quiero ser feliz!" El maestro pensando que el niño no había entendido la pregunta le repitió con un tono brusco: "¡Piensa bien! ¿Qué te gustaría ser de mayor? "El niño no cambió de opinión y continuó diciendo: "¡A mí de mayor me gustaría ser feliz!" El resto de alumnos del aula y el maestro le tomaron por loco. Ya que la respuesta habitual para esta pregunta era decir algún oficio que comportara fama, valentía, fuerza, imaginación, etc.

¿Sabéis cuál era la ironía de esta historia? La ironía era, ni más ni menos, que todos los compañeros de este niño habían dicho oficios que posiblemente ninguno de ellos conseguiría. Y, en cambio, este niño con esperanza, llamado Walt Disney, lo consiguió. Y así, cumpliendo su sueño, consiguió cumplir el de muchas otras personas!

Este, es un claro ejemplo de que la voluntad humana puede superar todos los límites que se le presenten siempre que se tenga constancia y no se pierda la esperanza. Seguramente, ya habréis oído más de mil veces aquella frase que dice: "¡La esperanza es lo último que se pierde!" Pues ... se equivoca! Si lo que quieres es triunfar en la vida, ser un emprendedor. ¡Nunca tienes que perder la esperanza! Te puedes equivocar tantas veces como quieras, pero siempre has de seguir adelante. Las caídas duelen, pero levantarse es sencillo.

¿Qué hubiera pasado si los aliados hubieran dejado avanzar a las tropas Nazis? ¿Qué hubiera sido de Sud-áfrica si Nelson Mandela no hubiera sido nombrado presidente hace años? ¿Sabríamos lo que es la gravedad si ha Newton no le hubiera caído una manzana en la cabeza? ¿Lucharíamos por amor como hicieron Romeo y Julieta en la obra de William Shakespeare? ¿Si Galileo no se hubiera jugado la vida para demostrar sus teorías, seguiríamos pensando que la tierra es el centro del mundo? ¿Sabríamos como vivir la vida sin tener ningún objetivo en ella?

Son hechos de la historia que hubieran tenido un final muy diferente si no se hubieran roto los límites de la naturaleza. Se dejaron atrás los miedos, se confió en la esperanza y se luchó por un sueño. Cualquier sueño o deseo, ya sea la libertad, el amor, la ciencia o, bien, el ser humano.

lunes, 12 de enero de 2015

En tus manos el libro de una vida, la tuya...


Ponte en esta extraña y alocada situación: haces un pacto con el diablo, Dios, la virgen, Buda o, incluso, una bruja. Estos te ofrecen el libro de tu vida, con todos los capítulos, incluido el final... Pero, únicamente, puedes tener este libro durante una hora, si no quieres perder tu alma. Por lo tanto, a no ser que tengas un don especial leyendo a mil por hora, solo puedes leer un par de capítulos. ¿Qué harías? ¿Qué capítulos te llamarían más la atención? ¿Estarías dispuesto a perder tu alma por querer leer tu historia entera?
Tantas opciones han pasado por mi cabeza... La primera fue, claramente, leer el final. Pero, entonces, caí en la cuenta que eso le quitaría emoción e intriga a mi historia. Los finales son para sorprenderse y esto no sería posible si tuviera que vivir cada día sabiendo como sería mi muerte. 
Más tarde, pensé en hacer trampas. Sí, en engañar al diablo, a Dios, a la virgen, a Buda o, incluso, a la bruja. El pacto era no poseer el libro durante más de una hora. Pero si hiciera fotocopias de este... ¡podría tener el texto para siempre sin perder el alma! Aunque, claro, eso sería jugar muy sucio y, la verdad, no me conviene.   
La siguiente idea que se me vino a la mente fue intentar borrar las malas partes de la historia, es decir los malos momentos vividos. Pero, este hecho comportaría muchos cambios en mí. Ya qué siempre he dicho -o he pensado- que todo lo vivido, bueno o malo, te hace ser quién eres ahora. Y no me gustaría que fuera distinto, me siento satisfecha con cómo y quién soy.
También, con gran inspiración, pensé en hacer aviones de papel con todas las hojas del libro. Soltarlos por toda la ciudad  y que huyeran lejos de mí. Y así, dejando volar al viento mi historia, como hizo el destino anteriormente. Demasiado trabajo, pensé luego y dejé está opción con las otras -en el rincón de: puede, pero no-.
Finalmente, la última idea que tuve, creo que fue la mejor. Leer los primeros capitulos de mi vida. Sí, esas partes de una historia que nadie recuerda. Esos momentos felices, de juego, inocencia, curiosidad y, sobretodo, libres de preocupaciones. Revivirlos con la lectura. Sería mágico y seguro que descubriría hechos de los que desconocía existencia alguna.
Sé que no se puede vivir del pasado, pero... ¿Para qué querer saber un futuro oscuro que acaba con la muerte, cuando puedes ver brillar la luz y los colores por primera vez, de nuevo?

miércoles, 7 de enero de 2015

¿Qué me deparará el 2015?

- No es por ser pesimista... pero no estoy completamente segura de que este año sea el mio. - Dije a la una de la madrugada del 1 de enero a una amiga...
- ¿Comiste las 12 uvas? ¿Viste Canal Sur...? - Dijo ella con uno tono irónico entre carcajadas.
- ¡Claro que comí todas la uvas! Pero, no sé. Mientras venía hacia aquí, he estado pensando... - Admití agachando la cabeza.
- ¡Lo más seguro es que sean tonterías tuyas! ¡Siempre piensas más de la cuenta! Va, no te preocupes y empieza a correr que llegamos tarde. - dijo ella quitándose los tacones...
Al llegar a la fiesta mi mente ya había cambiado de parecer, seguramente por la botella de ron que ya estaba vacía o por el dolor que sentía en los pies tras correr siete calles con tacones de aguja. Bueno, que más da. Lo importante es que entonces únicamente tenía el propósito de pasar la mejor noche de todas. Y así fue, hasta que a las cinco de la madrugada del nuevo año... tuve que volver a repetirle a mi amiga su maravillosa frase: "¡Lo más seguro es que sean tonterías tuyas! ¡Siempre piensas más de la cuenta!". No hacia más de 5 minutos que una mujer me había acercado una aguja, como la de una inyección, al cuello amenazándome y pidiendo todo lo que llevaba encima...
Así que tras empezar el año nuevo con tan mala pata... tengo motivos para no estar completamente segura de lo que me deparará este 2015. El destino lo dirá. Y por eso, mi propósito nuevo será aceptarlo con buena cara -sea lo que sea, bueno depende claro-.


lunes, 15 de diciembre de 2014

Tal vez yo esté equivocado y quizá tú tengas razón, pero si nos esforzamos los dos estaremos más cerca de la verdad. - Karl Popper


Una sociedad dependiente


Eran, aproximadamente, las seis de la tarde. Entré por los pelos en el metro. Justo cuando las puertas empezaban a cerrase, después del sonido de una molesta alarma -acompañada de una luz roja parpadeante-. Tras un suspiro, compruebo estar de una pieza entera y miro a mi alrededor. La imagen de cada lunes por la tarde: un vagón lleno de personas hipnotizadas por sus teléfonos móviles. Un par de señoras jugando al "Candy Crush" como si les fuera la vida en ello. Un empresario reorganizando su agenda en el Smartphone. Varios grupos de jóvenes sin quitarle el ojo de encima al WhatsApp. Incluso, parecía que en vez de hablar entre ellos se enviaran mensajes, con un centenar de emoticones sin sentido. Y como no, los típicos que siempre llevan los cascos y la cutre música comercial a un volumen del 110%. Algún día perderán el oído...
Es necesario destacar que esta imagen la podéis encontrar en cualquier parte del mundo (que tenga WI-FI claro). Las personas se han vuelto completamente dependientes. Pero no dependientes de otras, sino dependientes de la tecnología, de los móviles. 
Ahora un niño por navidad pide un Iphone, un Ipad o un Furby Electrónico. Nuestras tradiciones han cambiado, los bebes ya nacen con correo electrónico y cuenta de Facebook hechos (por no hablar del Twitter). Hemos caído en una sociedad moderna, con mil lujos, pero tan dependiente... que el día en que alguna de las piezas tecnológicas, que la forman, se derrumbe, nosotros caeremos con ella. 
No estoy en contra de los nuevos móviles y nuevas tecnologías. Únicamente, me interesa haceros ver que puede que abusemos de estos a lo largo del día. Ya que no es normal estar pendiente de cuanta batería o "Megas" te quedan a todas horas.

martes, 25 de noviembre de 2014

El Utilitarismo


Un ser de facultades más elevadas necesita más para ser feliz (probablemente es capaz de sufrir más agudamente) y, con toda seguridad, ofrece más puntos de acceso al sufrimiento que uno de un tipo inferior. Pero, a pesar de estas desventajas, nunca puede desear verdaderamente hundirse en la que él considera un grado inferior de la existencia. 
Podremos dar la explicación que queramos de esta repugnancia. Podremos atribuirla al orgullo. Podremos reducirla al amor de la libertad e independencia personal. Podremos atribuirla al amor al poder o al amor a las excitaciones, los cuales realmente contribuyen y entran a formar parte de ella. Pero su denominación más apropiada es el sentido de la dignidad... el cual es poseído, en una u otra forma, por todos los seres humanos. Aunque no en exacta proporción con sus facultades más elevadas... Esta constituye una parte tan esencial de la felicidad de aquellos en quienes es fuerte, que nada que choque con él puede ser deseado por ellos, excepto momentáneamente. 
Todo el que supone que esta preferencia lleva consigo un sacrificio de la felicidad (que el ser superior, en circunstancias proporcionalmente iguales, no es más feliz que el inferior) confunde las ideas bien distintas de felicidad y satisfacción. Es indiscutible que los seres cuya capacidad de gozar es baja, tienen mayores probabilidades de satisfacerla totalmente. Y un ser dotado superiormente siempre sentirá que, tal como está constituido el mundo, toda la felicidad a que puede aspirar será imperfecta. Pero puede aprender a soportar sus imperfecciones, si son de algún modo soportables. Y éstas no le harán envidiar al que es inconsciente de ellas, a no ser que tampoco perciba el bien al cual afean dichas imperfecciones. 
Es mejor ser un hombre insatisfecho que un cerdo satisfecho. Es mejor ser Sócrates insatisfecho, que un loco satisfecho. Y si el loco o el cerdo son de distinta opinión, es porque sólo conocen su propio lado de la cuestión. El otro extremo de la comparación conoce ambos lados.

domingo, 9 de noviembre de 2014

¡El pueblo se hace oír!

Hoy hace 25 años que se derribó el muro de Berlín. Así, acabando con las diferencias entre dos grandes potencias del siglo XX (que en 1961 alzaron una gran barrera con tal de no verse). Durante aproximadamente unos 28 años, el pueblo alemán estuvo separado por cientos de toneladas de hormigón armado. Pero nunca se rindió, sus ciudadanos lucharon con gran esfuerzo. Entre 1961 y 1989 más de 5 mil personas trataron de cruzar el muro con tal de rebelarse. Únicamente, querían intentar cambiar la situación de entonces. Es decir, volver a ser un pueblo unido y romper las barreras entre personas (amantes, amigos, familiares...). Esta persistencia dio sus frutos el 9 de noviembre de 1989, cuando los ciudadanos de ambos lados se pusieron de acuerdo para acabar con todo lo que los separaba. Millones de personas subieron ese día al muro y unidos consiguieron abrir unas primeras brechas en este, las cuales seguirían con el hundimiento de ese gigantesca atrocidad. 


¿Si la fuerza de un pueblo unido pudo hacer lo imposible hace 25 años... porqué no ahora también? Debemos alzar nuestras cabezas con orgullo y tener la misma fuerza que muchos tuvieron hace 25 años. Es el momento de gritar tan fuerte que tiemblen las calles de todo el mundo. Ahora hay que luchar con toda nuestra alma por lo que creemos (y defendemos). ¡Somos un pueblo unido que no permitirá ser reprimido de nuevo!

miércoles, 5 de noviembre de 2014

El ignorante afirma, el sabio duda y reflexiona - Aristóteles

Llevo demasiado tiempo haciéndome la misma pregunta y sigo sin encontrarle respuesta. Más bien dicho, sigo sin encontrarle la respuesta correcta, la que no duela. Mi cabeza es un mar de dudas y esta pregunta un bote que flota a la deriva, sin rumbo alguno. Las olas lo salpican con fuerza, pero no llegan a hundirlo; este persiste. No desaparecerá por arte de magia, quiere respuestas... Respuestas fáciles de decir, pero complicadas de llevar a cabo... Son tantas las palabras y acciones que te pueden hacer daño, que da miedo arriesgarse. No quiero que te sientas desdichado, ni mucho menos romper tu corazón en mil pedazos. Pero estas dudas me reconcomen por dentro, hasta el punto de hacerme sufrir para que no sufras. Y ahora, es tanto el tiempo que llevo ocultando las respuestas a esta cuestión que... me estoy cansando de ver flotar este bote, me estoy cansando de no ser capaz de llevarlo hasta lo más profundo del mar y me estoy cansando de callarme lo que realmente siento por evitar hacerte daño. Hay quien lo llama crueldad, confusión o engaño; yo la verdad es que no se llamarlo.


martes, 28 de octubre de 2014

Y de un chasquido, volver a la paz...


Como aquel espectador que se deja hipnotizar por el mago de sombrero de copa que hay encima del escenario iluminado... me quedé en trance. Metida en otro universo. Un mundo paralelo, distinto y tan alejado del otro, como cerca de mi mente. Se oían voces ¡no! solo una, la mía. Esta, entre el alboroto de mi cabeza, dejaba entender ideas que se contradecían entre ellas, extensos conceptos, errores irremediables, definiciones inventadas y alguna que otra palabra sin sentido en un idioma desconocido. Estos pensamientos iban repitiéndose cada vez con un tono más fuerte, hasta mellar en lo más profundo de mi subconsciente.
El ruido era insoportable, ¡peor que la sirena de veinte ambulancias junto a siete lloronas criaturas recién nacidas! No comprendía como era posible tanto caos y desorden en tan poco espacio... ¡Quería huir de aquel lugar! ¡Tanto pensar producía dolores de cabeza! Pero... ¿Como huir de tu propia mente? ¿Del ruido de tus pensamientos? El cerebro nunca deja de funcionar... La única manera de deshacerme de él era volver al punto de partida. Y cuando iba camino de la ignorancia, un chasquido de dedos sonó. Entonces me percate que el alboroto se había convertido en calma mágicamente. Y pude escuchar el silencio, con la mente totalmente en blanco. 
Así, dándome cuenta que hay momentos en que uno necesita descansar y dejar de pensar tanto, si no quiere perderse entre el ruido de su mente desordenada.

miércoles, 15 de octubre de 2014

¿Feliz en días tristes o triste en días felices?


Cada persona tiene su opinión respecto a este tema. Porque, realmente, no es fácil dar una respuesta a esta pregunta. No sabemos bien qué son los días tristes y qué son los días felices. No sabemos qué es lahy felicidad verdadera. Cada uno de nosotros vemos el mundo con distintos ojos, así que es imposible determinar o dar un significado concreto a estos conceptos. Lo que parece gris para unos es de color violeta para los demás y azul para los otros... 
Pero, en realidad, esta pregunta sí que podría tener respuesta. Para ser exactos, tres soluciones. Serían tres tipos de personas distintas, podríamos decir que: 
Hay "Los felices en día tristes" son aquellos que lo ven todo negro, los amargados (esos que se despiertan cada día con el pie izquierdo). Los que creen que, aveces, es posible que entre tanta tristeza surja un rallo de sol que les alegre durante unos instantes. 
En cambio, también, hay "Los tristes en días felices" son aquellos que siempre ven mariposas volando en un cielo rosado, los ingenuos (felices y despreocupados). Los que, de vez en cuando, se dan cuenta de que las mariposas únicamente duran unas pocas horas y de que el cielo no es perfecto ni rosado. 
Y, finalmente, hay "Los indiferentes" son aquellos que dependen del día, es decir (en cierto modo), dependen del azar. Un día pueden ver cerditos voladores en el horizonte que les hagan sentirse únicos y felices. Y, otro, pueden ver como un huracán destroza sus planes haciéndoles sentir como un pañuelo usado e inútil. Son aquellos que, sin darse cuenta, disfrutan de cada instante sin importarles como sea el próximo.
¿Qué tipo de persona eres? Y/O... ¿Qué tipo de persona quieres ser?

domingo, 12 de octubre de 2014

Ineficacia

Hoy en día, ¿qué entendemos por ineficacia? Según la RAE es la incapacidad de lograr lo que se desea o se espera de algo en concreto. Es decir, es el hecho de que algo no funcione correctamente por algún error cometido. Como podría ser una caña de pescar sin anzuelo, una lámpara sin bombilla, un alumno que no atiende a su profesor o, el ejemplo más claro, un gobierno mal gestionado.
Por si no os habíais dado cuenta… Sí, es una indirecta para hacer una crítica de la gestión del gobierno de España. Mejor dicho, de la gestión que está haciendo en estos momentos el PP (Partido Popular). Y con esto no me refiero únicamente al ingenuo de Rajoy, sino a todos los que están implicados en el desastre que es ahora nuestra sociedad.
En este caso, ya no se trata de los recortes, las estafas, el incremento del paro o de la libertad de un pueblo. Se trata de la seguridad de las personas que forman nuestro país. Se trata de que por querer dar una imagen de superioridad delante del resto del mundo, los políticos han puesto en peligro a “su gente”, nosotros. Y lo peor de todo es que tras saber las terribles consecuencias que esto ha conllevado y conllevará… no admiten que se han equivocado. No afrontan sus errores y nos tienen desprevenidos de cualquier problema. Estamos escuchando a personas que hablan sin sentido, que han conseguido su cargo sin malgastar una pizca de esfuerzo y que ahora mismo están gestionando un país que se hunde a causa de su ineficacia como políticos.

¿Nos merecemos que nuestras vidas estén colgando de un hilo por unos errores que se podrían haber evitado, perfectamente, desde un principio? Yo creo que no.