En general, a las personas nos cuesta escuchar. Sobretodo a los jóvenes. Siempre se ha dicho que hablamos mucho y escuchamos poco. Somos orgullosos, maleducados y groseros -a veces-. En muchas ocasiones hablamos más de lo que en realidad pensamos y escuchamos menos de lo que deberíamos. Nos enfadamos por estupideces y olvidamos los hechos y porqués más importantes. Pensamos siempre en nosotros mismos. Y eso, nos impide oír la dulce melodía que hay en el exterior de nuestro gran ego. Nos perdemos las sonatas, sinfonías, poemas y poesías que se encuentran a nuestro alrededor. Sólo por no saber usar correctamente las orejas.
Ya llevamos mucho tiempo viviendo en la ignorancia. Así que... creo, que ya va siendo hora de aprender a escuchar y de dejar de decir estupideces. ¿NO?
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